martes, 30 de abril de 2013

Control y vigilacia - Sociedades del Espectáculo



Tatiana Villada Díez
Luz Damary  Gómez Orozco
Sociedades del espectáculo
Universidad EAFIT
Medellín, 2013

El enemigo sutil

¿Ha pensado alguna vez qué lo hace ser como es, pensar como piensa, vestir de cierta forma, tener unos hábito de consumo, tener ciertos pensamientos y creencias; y por qué estos se parecen a los de muchos otros?

Si bien todas estas características se adoptan del medio en el que nos movemos no siempre nos percatamos de qué es lo que nos impulsa a actuar con cierta libertad o por el contrario, si nos sentimos coartados en el amplio espectro que se nos presenta como el mundo de la independencia y la autonomía. He aquí la prueba de que hemos optado por someternos a un sistema social que se ha encargado de trasfigurar la vida privada en motivo de expectación, no basta ya con el saber lo que importa, basta con el conocer lo que no se conoce y qué importa si llegará a ser conocido, es la atracción por lo que no interesa, por lo que caduca. Es a lo que David Lyon, basado en la teoría de Zygmunt Bauman1, se refiere como a una debilidad en cuanto a los limites sociales.

Nos hemos convertido en el propio panóptico de nuestro existir, ya no basta con saber que somos sujetos de vigilancia, es el hallarnos desnudos aún en el mayor grado de intangibilidad, es decir, en el menor grado de existencia para otros; es sentir que somos objetos de observación en todo momento, aun cuando seamos personas comunes y sin relevancia alguna para el acontecer de la sociedad en general.
En el mundo actual, consumista, tecnológico y aterrorizado por la intimidad ―porque la intimidad puede ser “peligrosa”―; el único sistema social imaginable se soporta en ciudadanos convertidos en información que circula y se enriquece en bases de datos conectadas a nivel mundial (ya sea oficiales, comerciales o presentadas en forma de redes sociales, por ejemplo), en cámaras de vigilancia registrando nuestra cotidianidad que ejercen control no solo punitivo sino también psicológico y en el establecimiento de estándares de modos de vida, modales y códigos de conducta, entre otros.

Cada que llenamos un formulario para solicitar algún servicio en bancos o supermercados, que entregamos nuestros datos personales para encuestas, que pagamos con nuestra tarjeta de crédito, que entramos en una página web, que subimos imágenes a nuestras redes sociales, que usamos aplicaciones de geolocalización para encontrar la ruta a una dirección, o que simplemente deslizamos nuestros carnets para ingresar a nuestro lugar de trabajo o universidad, estamos alimentando la base de datos que determina quiénes somos, lo que hacemos y en dónde podemos o no estar. Actividades diarias comunes y necesarias para nuestra subsistencia en el mundo se han convertido en sutiles formas de control y vigilancia social para mantener el orden y en algunos casos hacer cumplir la ley. Sin embargo, los estados no solo precisan de mantener el orden, sino también la economía. El modelo capitalista occidental utiliza estos mismos mecanismos para controlar el mercado. No es  accidental que por todos los medios (teléfono, televisión, radio, prensa, correo físico y electrónico, etc.) nos lleguen constantemente ofrecimientos de productos, servicios, promociones e invitaciones que aparentemente podrían suplirnos alguna necesidad. El sistema nutrido de la información de las bases de datos ha logrado predecir y estandarizar nuestros modos de consumo y así mismo nuestras actividades y comportamientos.

Si bien, hasta el momento estos mecanismos suelen ser sutiles y casi siempre poco agresivos, los avances tecnológicos convergen en la muy posible, casi segura, implementación de un sistema (software) de vigilancia cada vez más autónomo y “confiable”, pero así mismo cada vez más invasivo y restrictivo. Por eso no es de extrañarse que quienes han tratado el tema desde diferentes formas de expresión y comunicación lo hagan con una clara connotación negativa fruto de una preocupación emergente por la anulación del individuo a través de la negación de su intimidad.
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1Lyon, David (2012). Liquid Surveillance: The Contribution of Zygmunt Bauman to Surveillance Studies. International Political Sociology, 4 (4) 325-338. Recuperado de http://dx.doi.org/10.1111/j.1749-5687.2010.00109.x


Un completo repaso de las manifestaciones del vigilancia y el control en ésta "sociedad del espectáculo" en sus representaciones del mundo, lo podrá encontrar en el siguiente link: www.cuncta.tk Una página web producto de un trabajo universitario para la asignatura de sociedades del espectáculo, realizado por: Lus Damary Gómez, Tatiana Villada, Pedro Pablo Urrego y Catalina Jiménez; estudiantes de Comunicación social de la Universidad EAFIT.

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